La preocupación es una emoción caracterizada por pensamientos persistentes sobre situaciones futuras percibidas como amenazantes o difíciles de manejar. Se manifiesta como una sensación de inquietud, nerviosismo o angustia, y puede estar acompañada de síntomas físicos como tensión muscular, dificultad para concentrarse y problemas para conciliar el sueño.
Identificar lo que podemos controlar: Distinguir entre las preocupaciones sobre las que tenemos control y aquellas sobre las que no podemos influir nos ayuda a enfocar nuestra energía en acciones concretas y efectivas.
Preocuparse es útil para resolver problemas.
La preocupación constante es un signo de responsabilidad
La preocupación es una muestra de amor hacia los demás.
La preocupación excesiva puede interferir en la capacidad de tomar decisiones efectivas.
Aprender a manejar la preocupación puede mejorar la calidad de vida.
La preocupación crónica puede estar asociada con trastornos de ansiedad.
Compartir
¿Quieres mantenerte en contacto con tus emociones?
Aprende más de esta y otras emociones descargando nuestro medidor de emociones, que te ayudará a conocer las emociones de tus alumnos o hijos